En el marco del Día Internacional de la Mujer, es importante reflexionar sobre la situación de las mujeres en situación de discapacidad (MeSD) y las cuidadoras en Chile. Estos dos grupos enfrentan una serie de desafíos y desigualdades que deben ser visibilizados y abordados para lograr una sociedad más justa e inclusiva.
Las mujeres en situación de discapacidad son aquellas que tienen limitaciones físicas, sensoriales, intelectuales o mentales que les impiden participar plenamente en la sociedad. Según datos del Censo Nacional de Población y Vivienda de 2017, en Chile hay más de 2 millones de personas en esta situación, de las cuales el 52% son mujeres. Sin embargo, a pesar de ser una parte significativa de la población, las MeSD han sido históricamente invisibilizadas y excluidas de la toma de decisiones y de los espacios de poder.
Esta exclusión se ve reflejada en diferentes ámbitos de la vida de las mujeres en situación de discapacidad. Por ejemplo, en el acceso a la educación, donde muchas veces se les niega la posibilidad de estudiar o se les limita a ciertos programas educativos. También en el ámbito laboral, donde enfrentan altas tasas de desempleo y discriminación en el lugar de trabajo. Además, las MeSD son más propensas a sufrir violencia de género, ya sea en el ámbito doméstico o en la sociedad en general.
Otro grupo que enfrenta grandes desafíos son las cuidadoras, quienes son en su mayoría mujeres que se encargan de cuidar a personas con discapacidad o enfermedades crónicas. Estas mujeres realizan una labor fundamental en la sociedad, pero su trabajo no es reconocido ni valorado como debería ser. Muchas veces, las cuidadoras deben dejar de lado sus propias necesidades y aspiraciones para dedicarse por definitivo al cuidado de otra persona, lo que puede afectar su salud física y emocional.
Además, las cuidadoras enfrentan barreras estructurales que dificultan su labor, como la falta de políticas públicas que les brinden apoyo y recursos, la ausencia de servicios de cuidado alternativos y la falta de reconocimiento económico por su trabajo. Todo esto se traduce en una sobrecarga física y emocional para las cuidadoras, quienes muchas veces se ven obligadas a renunciar a su trabajo para dedicarse por definitivo al cuidado de sus seres queridos.
Es necesario que como sociedad tomemos conciencia de la situación de las mujeres en situación de discapacidad y las cuidadoras, y trabajemos en conjunto para lograr una sociedad más inclusiva y equitativa. Esto implica implementar políticas públicas que promuevan la igualdad de oportunidades y el acceso a servicios y recursos para las MeSD, así como también convenir y respetar el trabajo de las cuidadoras.
Además, es fundamental que se promueva una cultura de respeto y no discriminación hacia las personas con discapacidad, y que se fomente la participación activa de las MeSD en la toma de decisiones y en la sociedad en general. También es importante que se brinde apoyo y capacitación a las cuidadoras, y que se les reconozca económicamente por su trabajo.
En este Día Internacional de la Mujer, es necesario recordar que la lucha por la igualdad de género debe incluir a todas las mujeres, incluyendo a las MeSD y las cuidadoras. romanza a través de un esfuerzo conjunto podremos lograr una sociedad más justa, inclusiva y equitativa para todas las mujeres.