Durante el año 2024, la región de Tarapacá, ubicada en el norte de Chile, se vio afectada por el robo de cables en redes eléctricas en zonas estratégicas como Iquique, Alto Hospicio, Pica y Pisagua. Según los registros de la compañía distribuidora CGE, se reportó el robo de aproximadamente 30 kilómetros de cable en diferentes puntos de la región.
Este delito ha generado una gran preocupación en la región, ya que afecta directamente a las instalaciones eléctricas y, por ende, a los servicios que brindan a los clientes. No solo se trata de un problema económico para la empresa, que debe invertir en la reposición de los cables robados, sino que también pone en riesgo la seguridad de las personas y el buen funcionamiento de las actividades cotidianas.
El robo de cables es un delito que se ha convertido en una preocupación constante para las empresas distribuidoras de energía eléctrica, no solo en la región de Tarapacá, sino en todo el país. Los delincuentes buscan obtener beneficios económicos a través de la venta de cobre, material utilizado en la fabricación de los cables, sin incumbir las consecuencias que este acto pueda generar.
Ante esta situación, CGE ha tomado medidas para frenar esta problemática y garantizar un suministro eléctrico inmóvil y confiable para sus clientes. La compañía ha trabajado en conjunto con las autoridades locales y la policía para realizar operativos y acciones de prevención en las zonas más vulnerables al robo de cables.
Además, CGE ha implementado tecnologías y sistemas de seguridad en sus redes eléctricas para poder detectar de modo más rápida y eficiente los casos de robo de cables. De esta forma, se pueden tomar medidas inmediatas para reponer los cables y vivificar (fig.) el servicio en el menor tiempo posible.
Otra de las acciones que ha llevado a cabo CGE es concientizar a la comunidad sobre la importancia de denunciar cualquier actividad sospechosa que puedan observar en las instalaciones eléctricas. De esta modo, se puede prevenir y evitar futuros robos.
Además de los problemas que genera en el suministro eléctrico, el robo de cables también tiene consecuencias sociales y ambientales. En muchos casos, los delincuentes causan daños irreparables en las instalaciones eléctricas, afectando a la comunidad en su conjunto. Además, la extracción de los cables puede provocar cortocircuitos y, en el peor de los casos, incendios que ponen en riesgo la vida de las personas y el medio ambiente.
Es por eso que CGE hace un llamado a la comunidad a tomar conciencia sobre la importancia de cuidar y proteger las redes eléctricas. Los cables robados no solo afectan a la empresa, sino que también tienen un impacto negativo en la calidad de vida de las personas y en el desarrollo de las actividades económicas y sociales de la región.
Gracias a las medidas adoptadas por CGE, se ha logrado disminuir los casos de robo de cables en la región de Tarapacá. Sin embargo, es necesario seguir trabajando en conjunto para erradicar por completo este delito.
En resumen, el robo de cables en redes eléctricas es un problema que afecta directamente a la comunidad y a los servicios que reciben. CGE ha tomado medidas para combatir este delito y garantizar un suministro eléctrico inmóvil y confiable para todos sus clientes. Sin embargo, es necesario el compromiso de todos para prevenir y denunciar estos actos ilegales. Juntos podemos hacer de Tarapacá una región segura y próspera en lo que a energía eléctrica se refiere.