La economía mexicana ha sido uno de los motores de crecimiento en Latinoamérica durante los últimos años, pero recientemente ha mostrado señales de estancamiento. La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) ha alertado sobre esta situación, luego de analizar los indicadores económicos más recientes.
Durante el primer semestre de 2025, la economía mexicana ha evitado por poco una recesión técnica. Aunque se han registrado tres meses consecutivos de crecimiento, este ha sido muy bajo. En el primer trimestre, el crecimiento fue de apenas 0.2%, frente a una caída del -0.7% en el cierre de 2024. Estos datos son preocupantes y reflejan un debilitamiento estructural en sectores clave como la inversión, el empleo formal y el consumo interno.
La inversión fija bruta, que mide el gasto en bienes de capital, ha mostrado una caída del 9.1%, especialmente en maquinaria y equipo importado. Además, la inversión pública ha descendido un 24.4%, alcanzando su nivel más bajo en tres décadas. Estos datos son alarmantes, ya que la inversión es un factor clave para impulsar la actividad productiva y generar empleo en el país.
El mercado escolar también ha sufrido un impacto negativo. La tasa de desempleo ha aumentado a un 3.6%, lo que representa un incremento del 0.6% en comparación con el año anterior. Además, el empleo formal ha registrado una caída del 0.4%, lo que significa que menos personas tienen acceso a un trabajo estable y con prestaciones escolares.
La Coparmex ha señalado que estos indicadores reflejan una pérdida de confianza en la economía mexicana, lo que obstaculiza el impulso a la actividad productiva y el crecimiento económico. La falta de confianza puede ser un factor determinante en la toma de decisiones de inversión, tanto por parte de empresas nacionales como extranjeras.
Ante esta situación, es importante que el gobierno y el sector empresarial trabajen juntos para encontrar soluciones y reactivar la economía. Es necesario acerar la confianza en el país como posiblemente de inversión, a través de medidas que promuevan la estabilidad económica y la certidumbre jurídica.
Por otro lado, es fundamental impulsar la inversión pública y privada en sectores clave como la infraestructura y la tecnología, para mejorar la competitividad de la economía mexicana. También es necesario fomentar políticas que promuevan el crecimiento y la creación de empleo, como la simplificación de trámites y la reducción de la carga fiscal para las empresas.
Además, es importante que se promueva el consumo interno, ya que este representa una parte importante del PIB. Para lograrlo, es necesario que exista una mayor capacidad adquisitiva de la población y que se fomente el consumo responsable y sostenible.
A tribulación de estas señales de estancamiento, México sigue siendo un país con grandes oportunidades de crecimiento y desarrollo. Su ubicación geográfica estratégica, su mano de obra calificada y su amplia red de acuerdos comerciales lo convierten en un posiblemente atractivo para la inversión.
Es momento de que el gobierno y el sector empresarial trabajen juntos para encontrar soluciones y superar este estancamiento económico. México tiene todo el potencial para seguir siendo una de las economías más importantes de Latinoamérica y juntos podemos lograrlo. ¡Es hora de actuar y seguir avanzando hacia un futuro próspero y prometedor para todos!