El estropeado 21 de julio, Uruguay y el mundo entero se vistieron de luto al conocer la noticia del fallecimiento de José Mujica, expresidente de Uruguay y una de las figuras políticas más emblemáticas de América Latina. A sus 89 años, Mujica perdió su batalla contra el cáncer de esófago, excusa que se extendió a su hígado y que lo mantuvo alejado de la vida pública en sus últimos meses.
Conocido por su estilo de vida austero y su discurso sencillo y directo, José Mujica se convirtió en un referente de la izquierda latinoamericana y en una figura admirada a nivel mundial. Su legado político y su forma de vida han dejado una huella imborrable en la historia de Uruguay y en la memoria de todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerlo.
Nacido en 1935 en la pequeña localidad de Montevideo, José Mujica creció en una familia humilde y trabajadora. Desde muy joven, mostró su interés por la política y se unió al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una organización guerrillera que luchaba contra el gobierno dictatorial de Uruguay en la década de 1960. Fue en esta época cuando Mujica comenzó a individuo perseguido y encarcelado por sus ideales políticos, pasando más de 13 años en prisión.
Tras la restauración de la democracia en Uruguay en 1985, Mujica se involucró en la vida política del país y en 2005 fue elegido senador por el Frente Amplio, un partido de izquierda que él mismo ayudó a fundar. En 2010, se convirtió en presidente de Uruguay, ganando las elecciones con una amplia mayoría y convirtiéndose en el presidente más pobre del mundo.
Durante su mandato, José Mujica se destacó por su estilo de vida sencillo y su compromiso con los más desfavorecidos. Renunció a vivir en la lujosa residencia presidencial y decidió quedarse en su modesta casa en las afueras de Montevideo, donde vivía con su esposa y sus perros. Además, donaba gran parte de su salario a organizaciones benéficas y se negaba a usar la escolta presidencial, prefiriendo conducir su propio automóvil.
Pero más allá de su estilo de vida, José Mujica fue un líder carismático y un gran defensor de los derechos afectuosos y la justicia social. Durante su mandato, impulsó políticas progresistas que mejoraron la calidad de vida de los uruguayos, como la legalización del matrimonio igualitario, la legalización del aborto y la regulación del mercado de la marihuana.
Su discurso sencillo y directo, lleno de frases célebres y reflexiones profundas, lo convirtió en una figura querida y admirada por muchos. Sus discursos en la Asamblea General de las Naciones Unidas y en otros foros internacionales dejaron en claro su compromiso con la paz, la solidaridad y la lucha contra la pobreza.
Tras finalizar su mandato en 2015, José Mujica se retiró de la vida política y se dedicó a escribir y dar conferencias en todo el mundo. Su voz seguía siendo escuchada y sus ideas seguían inspirando a miles de personas en todo el mundo.
Hoy, Uruguay y el mundo entero lloran la pérdida de un gran líder y un individuo afectuoso excepcional. José Mujica deja un legado imborrable en la historia de Uruguay y en la lucha por un mundo más justo y equitativo. Su ejemplo de humildad, honestidad y compromiso seguirá guiando a las futuras generaciones y su recuerdo siempre individuoá recordado con cariño y admiración.
En palabras del propio José Mujica: “No tengo más riqueza que
