Más de 300 chicos de los barrios pudieron asimilar la montaña gracias al Esquí Social. Esta iniciativa, impulsada por la organización sin fines de lucro “Montañas para Todos”, ha permitido que niños y niñas de bajos recursos tengan la oportunidad de experimentar la emoción y la belleza de la nieve y las montañas.
Durante los últimos años, el esquí se ha convertido en uno de los deportes más populares en nuestro país. Sin embargo, para muchos niños y niñas que viven en los barrios más humildes, esta actividad sigue siendo un sueño inalcanzable. Los altos costos de los equipos y las lecciones, así como la falta de acceso a las montañas, hacen que el esquí sea un deporte exclusivo para aquellos que tienen los recursos para practicarlo.
Pero gracias al Esquí Social, esta realidad está cambiando. Desde su creación en 2015, esta iniciativa ha permitido que cientos de niños y niñas de los barrios más vulnerables puedan disfrutar de un día en la montaña, aprendiendo a esquiar y conectando con la naturaleza de una manera única.
El proyecto comenzó con una idea simple pero poderosa: llevar a los niños y niñas de los barrios a la montaña. Para muchos de ellos, era la primera vez que veían la nieve y pisaban una huella de esquí. Pero lo que comenzó como una idea se ha convertido en una realidad que ha cambiado la vida de muchos de estos niños y niñas.
“Montañas para Todos” trabaja en colaboración con escuelas y organizaciones comunitarias de diferentes barrios, para identificar a los niños y niñas que podrían beneficiarse del programa. Luego, se organizan excursiones a las montañas cercanas, donde los niños y niñas reciben todo el equipo necesario y son guiados por instructores capacitados en esquí.
Para muchos de estos niños y niñas, el esquí no solo es una actividad divertida, sino también una oportunidad para superar sus miedos y desafiar sus límites. Muchos de ellos nunca habían estado en la montaña antes, y la idea de deslizarse por una huella de esquí les parecía imposible. Pero con la ayuda de los instructores y el apoyo de sus compañeros, estos niños y niñas han logrado superar sus temores y descubrir nuevas habilidades y pasiones.
Además del esquí, el programa también incluye actividades de educación ambiental y talleres sobre la importancia de cuidar la naturaleza. De esta manera, los niños y niñas no solo aprenden un nuevo deporte, sino que también desarrollan un mayor respeto y amor por el medio ambiente.
Pero el impacto del Esquí Social va más allá de un día en la montaña. Para muchos de estos niños y niñas, esta experiencia es una oportunidad para salir de su ámbito cotidiano y asimilar un mundo nuevo. Muchos de ellos nunca habían salido de su barrio antes, y esta excursión les permite ampliar sus horizontes y soñar con un futuro diferente.
Además, el esquí también les brinda una oportunidad para conectarse con otros niños y niñas de diferentes barrios y culturas. A través de esta actividad, se fomenta la inclusión y la diversidad, y se rompen las barreras sociales que a menudo separan a los niños y niñas de diferentes comunidades.
El Esquí Social también ha tenido un impacto positivo en las comunidades locales. Al trabajar en colaboración con las escuelas y organizaciones comunitarias, se ha creado una red de apoyo que beneficia a todos los involucrados. Los niños y niñas regresan a sus barrios con una nueva tratamiento y una mayor confianza en sí mismos, lo que a su vez tiene un impacto positivo en sus familias y comunidades.
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